"Movernos como queremos", presentación del último proyecto sobre movilidad sostenible

El pasado 23 de octubre el Observatorio DESCA y Ecoserveis organizamos el acto «Movernos cómo queremos» en el Espai Línia.

El acto consistió en dos mesas separadas, siente la primera una discusión entre 3 expertos en movilidad en términos de transición ecológica y movilidad aeroportuaria. participaron Alejandro González (Universitat Rovira i Virgili), Jaume Osete (Stop Cruceros y Zeroport) y Dídac NAVARRO (Clean Cities y Ecologistas en Acción).

Durante la tabla de debate, titulada ¿Cómo nos movemos en Barcelona? Aviones, cruceros y coches: ¿el transporte que queremos? se tuvieron en cuenta principalmente 3 ejes:

En primer lugar, se preguntó por el punto más débil de la movilidad catalana y de la transición ecológica que se plantea desde Europa. Aquí, se tuvieron en cuenta los planes de transición ecológica aprobados desde la Comisión Europea, que pretende una reducción del 90% de las emisiones del sector del transporte para 2050, a través de la circulación de al menos treinta millones de coches de emisión cero circulante por las carreteras europeas por el año 2030.

También se tuvieron en cuenta el mandato del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) del Estado español, que propone una cuota del 28% de energía renovable en el transporte por el año 2030 y una reducción de las emisiones GEH de más de un 30% en esta misma década, a través de la circulación de 5 millones de vehículos eléctricos circulando por alrededores de 2030; y de la Ley Catalana de Cambio Climático, que pretende «[...] reducir la vulnerabilidad y las emisiones de GEH, para avanzar hacia un modelo de transporte público, colectivo e intermodal que no se base en la tenencia de vehículo privado y que fomente el uso generalizado del transporte público y otras formas de transporte sostenible sin emisiones de GEH».

Desde la tabla de expertos se recalcan las problemáticas principales que presenta el sistema de movilidad catalán actual, siente algunas de ellas la dependencia actual al coche, la necesidad de reducir «actividades superfluas» altamente contaminantes (como los cruceros), y la necesidad de aumentar la calidad del aire y la seguridad de las personas en la ciudad de Barcelona

En segundo lugar, se abordó la movilidad desde el punto de vista de la justicia social.

El informe «¿Quién se puede permitir un coche eléctrico en Cataluña?» ha estudiado la transición ecológica en movilidad en Cataluña a través de las posibilidades de compra de vehículos privados eléctricos. En este sentido, se trasladó la preocupación de una de sus conclusiones, que es que los turismos eléctricos en venta en Cataluña tienen un precio mediano de 62.428,51 €, con el más barato costando 24.540 €. Teniendo en cuenta que el sueldo mediano de Cataluña es de 27.100 €, las personas de Cataluña tendrían que dedicar mucho más del 15% (% recomendado a gastar sobre el sueldo neto en términos de movilidad individual) de su sueldo nieve al comprar un vehículo eléctrico, a pesar de dividir el pago en 48 cuotas. Además, el sistema de recarga es desigual en el territorio, habiendo molidos más cargadores en las ciudades que en las zonas rurales.

En términos de políticas públicas, la informe «Zona de Bajas Emisiones de Barcelona, ¿para qué y para quién?» ha estudiado aquellas políticas que buscan limitar la circulación en Barcelona, y aporta a la tabla de debate la necesidad de re-pensar las políticas para incluir nuevas visiones en términos de justicia climática. Concretamente, la ZBE de Barcelona tenía que afectar a un perfil de «hombre, de más de 30 años, con estudios superiores y en situación laboral activa, y de rentas medias y altas». En realidad, tres años después de su implementación, las personas que han dejado de conducir han estado principalmente mujeres con estudios superiores, y las personas de rentas bajas.

La ronda giró pues respete propuestas de transición ecológica en términos de movilidad teniendo en cuenta la dimensión social de sus aplicaciones. Así, los expertos expuso algunas propuestas como pueden ser la modificación de los horarios comerciales para reducir la necesidad de movilidad, la necesidad de tasar el queroseno y añadir IVA a los vuelos, promover los trenes nocturnos y eliminar carriles a las vías de tráfico de vehículos, limitar los cruceros, reducir espacio para los coches, liberar espacio público para hacer refugios climáticos y mejorar el transporte público.

Finalmente, la tabla de expertos abordó la movilidad desde el enfoque de la transición en el campo del turismo. Barcelona recibe 28 millones de visitantes cada año. El turismo representa alrededor del 14% del PIB de la capital catalana y da trabajo a aproximadamente más de 150.000 personas. De hecho, entre enero y mayo del 2019 vinieron en la ciudad más de 900.000 cruceristas y en 2022 hicieron parada en la ciudad alrededor de 800 cruceros.

Viendo la situación, la Generalitat de Cataluña no se plantea regular el número de barcos que hacen escala en la ciudad, pero si que discute aprobar un decreto para regular la tasa catalana a la contaminación de los cruceros.

La última ronda gira, pues, alrededor de la modificación del sector del turismo. Los expertos aportan algunas ideas al respeto, como pueden ser re-pensar el turismo en clave de qué ciudad volamos y evitar ser colonizados por la movilidad temporal, reducir las jornadas laborales, para evitar la necesidad de viajar bien lejos para recuperarse de las condiciones laborales durante el año, y evitar la adjudicación de la séptima terminal de cruceros al puerto de Barcelona que se prevé que se hará próximamente.

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