La tierra no necesita más desarrollismo

Si la voluntad es mejorar la situación climática, es necesario cuestionarse la apuesta por el crecimiento del PIB presente en la Ley de Cambio Climático.

Imatge © Fridays for future Barcelona

Este jueves día 22 de abril se conmemora el día Internacional de la Tierra. Con motivo de esta cita los gobernantes sacan a relucir sus mejores galas verdes. Todo son recuerdos de los convenios firmados, miradas a la ruta marcada por Kyoto y planes a futuro para devolver a la atmósfera su respirabilidad. Sin embargo, el Observatori DESC analiza los tratados en vigor y denuncia cómo, de continuar con lo vigente, no solo no se logrará limitar el aumento de la temperatura a 1,5°C, sino que los mayores impactos recaerán en las poblaciones más vulnerables.

La Ley de Cambio Climático que será aprobada en el Congreso de Ministros en los próximos días supone un avance de cara a situar el marco legal acorde con las exigencias de descarbonización que la Unión Europea demanda en su Hoja de Ruta a 2050. Un progreso sin embargo limitado y que parte de una situación tan deplorable que ampara que, en los días previos a su tramitación parlamentaria, se haya podido rescatar con 53 Millones de euros a una aerolínea deficitaria o los 7.600 millones que ha recibido el sector de los hidrocarburos.

No obstante, tanto la UE como el Estado Español siguen apoyando Tratados de Comercio e Inversión que consituyen un claro obstáculo a la transición.  Uno de estos tratados, es el Tratado sobre la Carta de la Energía, ratificado por el Estado Español en los años 90. es absolutamente incoherente con los objetivos de descarbonización y reducción de emisiones que se han propuesto tanto el Gobierno de España en su legislación ambiental como la Unión Europea en sus hojas de ruta. Desde la plataforma No al TTIP y el Observatori DESC se está llevando a cabo una campaña para denunciar y paralizar su ratificación.

La acción coordinada de varios movimientos en la Campaña para que España abandone el Tratado sobre la Carta de la Energía va diriga a denunciar cómo esta carta supone seguir subvencionando, por ejemplo, los combustibles fósiles, perpetuando un modelo energético que atenta contra la vida, basado en la explotación de poblaciones y ecosistemas.

La neutralidad climática, una trampa peligrosa

El plan del Gobierno dice pretender alinearse con los objetivos marcados por la Unión Europea. Uno de los objetivos que se vende como el más ambicioso es lograr la neutralidad climática a 2050. Este concepto de neutralidad significa, simplemente, que se buscará compensar todas las emisiones realizadas con mecanismos de captura de CO2 o mejora del medio ambiente. Es un concepto tramposo porque no persigue un radical descenso en la contaminación sino un laberinto de paliaciones accesorias. De hecho, la previsión de reducción de emisiones es de un 23% sobre los niveles del año 1990.

La Unión Europea condiciona las inyecciones financieras de recuperación al desarrollo de planes económicos alineados con la sostenibilidad. España recibirá de Bruselas 72.000 millones de euros en tres años en concepto de subvención, como parte de los fondos NextGeneration con los que la región pretende establecer una economía que desligue el crecimiento económico de su consumo de materias primas, que cuente con una gran producción eléctrica renovable y un desarrollismo tecnológico donde las Tecnologías de la Información y la virtualidad sean la clave.

Tanto la Unión Europea y España alaban la capacidad de creación de puestos de trabajo y de desarrollo de nuevos sectores que va ligada a la transición, pero ninguno de los organismos deja muy claro qué otras zonas del planeta surtirán de los materiales necesarios para la reconversión del modelo energético ni cómo va a realizarse esta transformación teniendo en cuenta las posibilidades y necesidades de todos los estratos de la sociedad.

Las referencias a que la reconversión y modernización de la economía se realicen teniendo en cuenta las condiciones de justicia social son constantes, sin embargo, en el texto no se precisa cuáles van a ser los indicadores por los que el Gobierno piensa monitorizar este proceso. El último Informe sobre Pobreza Energética en España alerta de que un 15% de los hogares podrían estar sufriendo esta situación. Las ayudas económicas que van ligadas a la adquisición de nuevos productos, como los planes renove no tienen un impacto positivo en aquellas personas que, o no disponen de electrodomésticos o vehículos o que, teniéndolos, no se pueden plantear una sustitución.

Estas medidas, además, inciden en la dinámica de sobreproducción, sobreconsumo y generación de residuos que agravan la crisis ambiental. En conclusión, unas políticas que realmente estén orientadas a la mitigación del cambio climático y por la sostenibilidad de las condiciones de vida en el planeta tienen que ser consecuentes con el imperativo de reducir la explotación de los ecosistemas y las sociedades. El paradigma del crecimiento infinito es el que se da de bruces con la realidad climática y por eso, en este día de la tierra, lo que se necesitan son propuestas reales de transición que apuesten por un cambio de modelo económico que garantice una vida digna para todas.

 

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